"...El nombre de Maitencillo proviene, al parecer, del rancherío de Los Maitenes, unas pequeñas hijuelas de tierra a la vera de una laguna que vivía de la corta del "tomé" o totora..."

Maitencillo pertenece a la comuna de Puchuncavi, cuya historia al remontarse a más de 500 años la convierte en una de las localidades más antiguas de Chile. Al parecer, originalmente fue un antiguo asiento de incas que luego fue ocupado por los mapuches ("las hermosas tierras del cacique Gaspar de Catapilco"), pasando a ser durante ia colonia una reducción indígena. El nombre de Puchuncaví deriva del Mapuche Puchuncahuin, que significa "donde abundan las fiestas".No hay indicios claros ni fechas precisas en relación al origen de Puchuncaví, por lo que se presume que al arribo de los colonizadores españoles ya existía un villorío indígena de ese nombre. En efecto, algunas investigaciones arqueológicas indican la presencia de asentamientos aborígenes en la zona de Ventanas en 200 a 300 años DC.

Para el historiador Benjamín Vicuña Mackenna, el pueblo de Puchuncaví era uno de los terminales del famoso "Camino del Inca", sendero que unía la zona central de Chile con El Cuzco, capital del imperio incaico. En dicha localidad habría residido un "Curaca" o representante directo del Inca, encargado de recolectar los tributos e imponer la autoridad imperial sobre sus vasallos de la región.Durante la colonización española, Puchuncaví fue una reducción indígena, después un centro parroquial y, finalmente, en 1840, se le confinó el título de villa. Entre los mayores atractivos históricos de Puchuncavi cabe destacar su antigua parroquia, Nuestra Señora del Rosario, construída hace más de 300 años y donde se conserva un valioso archivo de la localidad iniciado en 1691.

En todo caso, la historia de Puchuncnvi está estrechamente ligada durante los siglos XVI y XVII a la bahía de Quinteros, pues los tempranos colonizadores españoles provenientes del Perú eran aprovisionados desde el mar. El primero de ellos, el capitán andaluz Don Alonzo de Quinteros, en busca de las huestes de Diego de Almagro a bordo del "Santiaguillo" descubrió dicha bahía en 1536, que luego Ilevaría su nombre. Las costas entre Papudo y Quinteros fueron visitadas asiduamente hasta el siglo XVII por corsarios ingleses (Drake entre otros) y holandeses, creándose leyendas que hablan de tesoros escondidos al interior de las diversas Cuevas del Pirata situadas en Zapallar, Maitencillo y Quinteros.

Desde muy temprano, en la era colonial, las tierras de la zona central de Chile fueron asignadas en propiedad a los más prominentes españoies o sus descendientes. Así, entre los principales latifundios de la costa, figuraban los del valle de La Ligua y Longotoma (con la caleta de Papudo), de Catapilco (con la caleta de Maitencillo) y los de los valles de Puchuncaví y Pucalán (con la caleta de Quinteros). A partir del siglo XVII, del corregimiento de Quillota dependían administrativamente nueve curatos (subdivisiones), entre los cuales figuraban los de Nogales, El Melón, Catapilco, Quinteros y Puchuncaví. En el año 1840, Puchuncaví fue elevado a la categoría de Villa y, a partir de 1883, fue cabecera de provincia. Con posterioridad, en razón de la falta de autofinanciamiento, el pueblo dejó de ser un centro provincial y su comuna fue anexada a la de Quinteros más al sur. Finalmente, en 1925, ambas localidades fueron separadas, constituyéndose en forma independiente la comuna de Puchuncaví. Sin embargo, por decreto presidencial de 1929, las comunas de bajo presupuesto fueron eliminadas, entre ellas la de Puchuncaví, la que como subdelegación dependía de Quinteros. Recién en 1944, pudo crearse de nuevo la Comuna de Puchuncaví.

Durante la época colonial, la producción agrícola de la zona central sobrepasaba con creces el consumo interno, por lo que sus excedentes eran exportados al Virreinato del Perú. Los principales campesinos construían sus propias embarcaciones para movilizar sus productos, estableciéndose pequeños astilleros en Concón y Papudo. La actual Comuna de Puchuncaví era también una importante zona agrícola en su interior, aunque contaba además con pequeños centros de pesca artesanal en su literal (Maintencillo, Horcón y Las Ventanas). El gran cambio se produjo a partir de 1830, con la creación de una marina mercante nacional, pues muchos barcos a velas hacían el servicio de cabotaje por la costa chilena. Así, las haciendas pudieron sacar sus productos desde las caletas más cercanas, para lo cual se construyeron bodegas junto a la costa las que en definitiva se constituirían en el origen de los actuales balnearios del literal. Hacia 1865, ya existían bodegas en Papudo, Zapallar, Maitencillo, Quintero y Concón.

Al interior de las caletas del litoral central existieron, a su vez, centros de minería del cobre y oro, que se explotaba en los valles y quebradas de la costa. Ya en 1820 existía en Concón una pequeña fundición y, más tarde, se instaló una gran faena aurífera en el estero de Catapilco, con su puerto de embarque en Maitencillo. Sólo recientemente, a partir de fines de los años 1960, la Comuna de Puchuncaví también se fue transformando en una zona más industrial, a partir del complejo conformado por la refinena de cobre, una central termoeléctrica y el puerto de Las Ventanas.

El nombre de Maitencillo proviene, al parecer, del rancherío de Los Maitenes, unas pequeñas hijuelas de tierra a la vera de una laguna que vivía de la corta del "tomé" o totora. Vicuña Mackenna, quién visitó en 1874 las haciendas de Concón, Puchuncaví, Catapilco, Maitenes, Zapallar y Papudo, acotó que la actual comuna de Puchuncaví se había transformado en una "zorza turística, asiduamente concurrida en los meses estivales por aquellos que habían escuchado de las bondades de su clima, la hermosura de sus playas y la tiviesa de sus aguas" (sic).
La entonces vida apacible, pastoril y pescadora de Maitencillo vino a transformarse en 1913 con el loteo de terrenos Ilevado a cabo por el propietario del fundo Cerro Colorados Don Ignacio Baltra, que comprendía los sitios hoy ubicados desde la playa "Neves" (Pocitos) hasta Aguas Blancas y la subida que entonces se conocía como "Tacna". La mayoría eran sitios con 20 mts. de frente, que se se extendían desde el mar hasta el cerro lindando con el referido fundo. Otros se ubicaban en la parte superior, lo que actualmente corresponde al resort de Marbella.

Maitencillo
era, en el siglo pasado, una lejana expresión geográfica, casi de difícil ubicación, pues existen en Chile otros poblados con el mismo nombre. Para identificarlo, era necesario anteponer el nombre de Puchuncavi, por lo que toda correspondencia pasaba previamente por dicha cabecera de comuna. Más adelante,al construirse el ferrocarril del norte, que partiendo de La Calera Ilegaba hasta Iquique, el aislamiento de Maitencillo se vió más aliviado. Aún así, el viaje por tren desde Santiago conectaba primero con La Calera y, luego de un cambio, con la estación de Catapilco, para desde alli viajar hacia la playa primero en carreta y después en automóvil.

El primer hotel de Maitencillo funcionó por encargo del Sr. Baltra y en combinación con la promoción del referido loteo de Cerro Colorados en 1913. Sin embargo, su vida fue efímera. Posteriormente vino al balneario desde Nogales Don Edmundo Boulliet, quien asociado con un hermano adquirió en 1930 la propiedad de ia familia Splay y construyó el Hotel Las Rocas en una hermosa ubicación frente al mar, donde funciona hasta hoy día.